miércoles, 8 de abril de 2009

Si Manuel Gómez Morín viviera


Manuel Gómez Morín, fundador del Partido Acción Nacional (PAN), abogado de profesión quién fundó al partido primero con una lucha anticardenista para posteriormente reclamar todos los actos antidemocráticos y autoritarios del Partido Revolucionario Institucional (PRI), tenía la firme meta de que el PAN llegara al poder para fomentar una verdadera democracia en México, en donde la libertad de expresión y de pensamiento fuera la piedra angular de este país.

Si hoy viviera Manuel Gómez Morín, se encontraría un partido cuyos valores se han perdido e incluso no son conocidos tanto por las personas afiliadas al partido como aquellas que ocupan puestos de elección popular; se encontraría un PAN viciado, con las peores mañas del PRI: corrupción, tráfico de influencias, autoritarismo, falta de autocrítica, antidemocracia, entre otros vicios; un PAN que designa a sus candidatos y directivos del partido por la vía del dedazo en lugar de buscar la libre elección; se encontraría un PAN que no sabe para qué llegó al poder pero que ha disfrutado de las delicias del poder, cosa que tanto le criticaron a los priístas; se encontraría un PAN que permite a la iglesia meterse en los asuntos del Estado pero que no escucha ni conoce los problemas de los mexicanos; vería un PAN intolerante ante las otras ideologías políticas, llevando esto a prácticas violentas tanto física como moralmente; un PAN carente de visión para gobernar pero que sólo sirve a unos cuantos.

La debacle del PAN no comenzó en el sexenio de Vicente Fox Quesada, sino desde la administración de Carlos Salinas de Gortari (PRI) al dar legitimidad a un gobierno que llegó por la vía del fraude -ganó Cuauhtémoc Cárdenas- y posteriormente apoyaría algunas iniciativas del gobierno en turno, siempre y cuando fuera de su conveniencia. Aún así, la gente pensó que la llegada del PAN, por medio de Vicente Fox, se acabarían todos los males del país, lamentablemente Fox recibió un gobierno con un sistema político hecho por el PRI el cual jamás destruyó y sólo le permitió servirse, como no, también a sus familiares y cercanos. Y la seguímos viendo con Felipe Calderón.

La solución del PAN es regresar a las bases, reorganizar su estructura de partido, revisar su sistema de afiliaciones -que es malo en verdad-, armar verdaderos proyectos de nación que engloben las ideas de todos los sectores, en pocas palabras destruírlo y volverlo a hacer para que sea un partido que en verdad vea por la gente -como lo dice su slogan-, sino se corrige esto, el camino para que el PRI regrese a Los Pinos se abrirá todavía más y viviremos lo que ya conocemos, ya que los dinosaurios no tienen una renovación como ellos presumen.

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